La propuesta causó mucho revuelo, pero al final salió adelante, y en Grecia ya se pueden vender alimentos pasados de fecha.
La nueva normativa afecta únicamente a los alimentos con fecha de consumo preferente y no a los que llevan fecha de caducidad (los más perecederos), por lo que si se respetan los nuevos márgenes establecidos no debería haber riesgo alguno para la salud. En todo caso, una posible merma de las características organolépticas del producto.
A partir de ahora, dentro de cada supermercado griego podremos encontrar una sección con estos alimentos ya pasados de fecha a precios más reducidos, pero siempre respetando unos límites fijados en función de cómo esté designada la fecha de consumo preferente. Así, los márgenes comerciales se aumentan de la siguiente manera
- Una semana para los productos que marcan la fecha con día y mes
- Un mes para los que la fecha se indica con mes y año
- Tres meses para los productos con fecha de consumo preferente designada solamente por el año
Las críticas a la introducción de esta medida no se han hecho esperar, y provienen tanto de los supermercados como de los usuarios, así como también de las marcas productoras. Estos últimos se quejan de que puede verse afectada su reputación debido a que pasada la fecha ellos no garantizan el sabor, olor y textura de sus productos, aunque aseguran que no hay riesgo para la salud.
Los supermercados tampoco parecen muy entusiasmados con la idea, pues temen también por su reputación, ya que consideran que el desprestigio que pueda generar a su marca es mayor que los beneficios de una venta que ya tienen previsto que acabe donada en la basura.
Sin embargo, son principalmente los consumidores los que alzan la voz de alarma, preocupados por la desigualdad social que crea una medida así (comida para ricos, comida para pobres), por la injusticia que supone volver a vender algo que ya se ha incluido en los márgenes de venta, y porque temen que esta medida reduzca los productos donados a los bancos de alimentos, que sostienen a muchas familias en el país.
En definitiva, parece que esta iniciativa del gobierno griego no ha convencido a nadie, pero ahí está, en Grecia ya se pueden vender alimentos pasados de fecha. El tiempo dirá si resulta efectiva, si ni siquiera llega a implantarse como tenían pensado o si acaba siendo un éxito que copiarán otros países en crisis.
Mi opinión personal es que es una medida a la desesperada, que ha ignorado por completo todas las posibles consecuencias sociales y económicas con el único fin de tratar de reducir el problema del bajo poder adquisitivo de las familias griegas, cuando probablemente las medidas más efectivas fueran otras.
Fuente:DirectoalPaladar
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